Mirame y decime
si alguna vez te mentí.
Observá y examiná
mi forma de pensar.
No podrás decir jamás que no te quise
que no luché
que no me reí
que no me esforcé
hasta que no lloré
a pesar de mi orgullo.
Pronto llegarán los días buenos
o por lo menos eso es lo que anhelo.
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