A veces me acuerdo de mi vida antes de venir a la cárcel. Hoy mismo veo la gran realidad de mis actos y mis errores. Le doy vueltas y me asombro.
Cuando la yuta me verduguea me doy cuenta que estoy re curtido, acostumbrado tanto a esta violencia como a acudir cotidianamente a la justicia. Nada de esto me favorece.
Me di cuenta que para la jueza soy sólo un delincuente y para la sociedad un preso de lo más marginal.
Esto me saca de las casillas. Me hace explotar, tipo coche bomba.
Comentarios